Poco a poco vas aceptando la ruptura, y vas sintiendo que quizás fue lo mejor para ti, que hay vida más allá de tu expareja, que todo tiene un propósito, que hay un aprendizaje en todo ello, que la vida te brinda una segunda oportunidad. Poco a poco el dolor se va reduciendo y ya no estás en el tiovivo emocional. Poco a poco, vas encontrando tu centro y equilibrio.
En esta fase, aún te sientes vulnerable, pero ya puedes mirar el pasado con amor, y el futuro con esperanza. Hay más energía, y ganas de construir una nueva vida, más alineada a la mujer en que te has convertido después de todo el proceso de duelo.