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El Regalo de las Constelaciones Familiares

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constelaciones familiares

El amor fluye cuando se respetan los Órdenes del Amor.

Hace ya más de 10 años que conozco las constelaciones familiares, y desde que me formé como consteladora familiar, en el año 2012, estoy ofreciendo constelaciones familiares, individuales y grupales.

Pues bien, la verdad es que aún hoy día siguen sorprendiéndome. Cada constelación es única, y revela aquello que está inconsciente, distorsionado y desordenado en el sistema familiar de quien viene a constelar, y nos da la oportunidad de poner consciencia a la situación, armonizar la distorsión y restablecer el orden y la paz mediante las órdenes del amor.

Las órdenes del amor son las leyes universales en que se basan las constelaciones familiares. Estas órdenes son:

La pertenencia: Todos los miembros de un sistema pertenecen al sistema. Cuando se excluye uno o varios miembros, el sistema se resiente, y no fluye el amor.

La jerarquía: Los primeros en llegar al sistema tienen prioridad sobre los que llegan después. Cuando no se respeta este orden, el sistema se resiente y no fluye el amor.

Ocupar el lugar: Cada miembro del sistema tiene un lugar que ocupar, que le es dado y es propio. Cuando uno o bien no ocupa su lugar, o bien ocupa el lugar de otro, el sistema se resiente y no fluye el amor.

Equilibrio entre dar y recibir: Cuando hay un desequilibrio entre el dar y el recibir, el sistema se resiente y no fluye el amor.

Así pues, vemos que la base de las constelaciones familiares son el amor incondicional, la aceptación de las cosas, de las personas y de las situaciones – tal y como son, el respeto por la vida y la muerte, el orden sistémico, el honrar el destino de las personas, la compasión y el perdón.

Otra vez más, el amor en su estado más puro, nos ofrece la solución a todos los conflictos y dificultades habidos y por haber. Detrás del dolor, del sufrimiento, de las enfermedades, del odio, del miedo, de la rabia, de la tristeza, de las corazas, de la rigidez, de la confusión, de las adicciones, de la desesperación, de los abusos, está siempre – siempre – presente el AMOR, en mayúsculas.

Susana Ros

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